Paciente habitual y convencido de la ciencia fisioterapéutica, la última sesión con mi fisio de confianza coincidió en tiempo con las fiestas de Carnaval y por una extraña asociación de ideas me remonté a unos pocos años atrás cuando salir de una sesión terapéutica y verme en el espejo parecía uno estar preparado para irse de fiesta de carnaval, tal era la maraña de tiras de colores pegadas al cuerpo de mil formas, en “V” en “Z” , más “V” está vez invertida, de color rosa una, morado la otra, verde…en definitiva, mi espalda parecía un árbol de Navidad.
Menos mal que esa “fiebre” llamémosla “moda” pasó y hoy día es raro observar a deportistas en general y en los gimnasios en particular a individuos “marcados” con las tiras de colores. Pero tiempo atrás parecía que ir a un fisio y no salir coloreado, era una pérdida de tiempo o denotaba que el profesional era “chungo” y que sus técnicas no se correspondían con los tiempos.
Desde mi ignorancia creo que la excesiva utilización de tiras adhesivas de colores (se consideraba un exabrupto llamarles esparadrapos, aunque eso son) ha remitido y si a fecha de hoy se utilizan lo son con más prudencia y personalización, colocándose a aquellos pacientes a los que pueden beneficiar y no en general a todo el mundo, técnica sin duda que, en ocasiones posiblemente contadas y de forma individual pueden ser beneficiosas y de modo universal solamente producen desconfianza y temor a caer en el engaño cuando obedecen a una tendencia o interés mercantil lejano a los intereses terapéuticos.
Ha pasado el tiempo y aquella moda se quedó en anécdota, no obstante hay que estar prevenidos no vaya a ser que cualquier día a alguien se le ocurra desempolvar esa técnica añeja sacándola como la última novedad utilizada en los EEUU…
Un paciente con las ideas claras
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