El pasado 17 de Octubre de 2014 tuve la gran ocasión de disfrutar de la presencia desde Florida del gran Mark Bishop en el «III Congreso Internacional de Fisioterapia y Dolor». Antes de relatar algunas de mis impresiones acerca de lo aprendido con Mark, deseo felicitar a todos los directivos de la SEFID y el Colegio de Fisioterapeutas de Andalucía por hacer posible tal increíble evento. Valió la pena esperar hasta el último momento donde me pude emocionar mucho con el homenaje a Miguel Villafaina y, en especial, a Javier Aguilera Santacruz (@FisioStacruz) ya que puso en cuerpo y alma todo su esfuerzo para que el Congreso tuviera el nivel deseado y, por supuesto, conseguido. ¡Enhorabuena!

«Os voy a enseñar cómo tratamos a nuestros pacientes en Florida, ¿de acuerdo?» Así empezó con una gran sonrisa en su cara el carismático Mark Bishop (que para los que lo conocieron mejor de fiesta por Sevilla…un tío que dá para mucho). Recordando un poco todo lo comentado anteriormente por Elisa Carlino y Katja Weight acerca de las expectativas y el efecto placebo, Mark señaló que él siempre tenía en cuenta las preferencias de sus pacientes para conseguir así su implicación en el tratamiento y poder generar un mayor efecto debido a la generación de expectativas previas. ¿Cómo?, de una forma muy sencilla, negociando (de forma previa) un tipo determinado de tratamiento basado en las preferencias del paciente.

La autosatisfacción, como el que se pide una cerveza bien fresca en una playa paradisíaca porque le apetece y le sienta bien, es un componente activo que se puede favorecer en la relación terapeuta-paciente para potenciar así expectativas positivas previas a un tratamiento, aprovechando el aprendizaje y jugando con el siempre presente efecto placebo. Partiendo de un acuerdo previo en base a las preferencias del paciente, el mecanismo placebo generado gracias a la generación de expectativas positivas puede tener un efecto MUY PODEROSO. Resulta que pese a todo el conocimiento más actual que nos pueda aportar la investigación y toda la formación profesional disponible en fisioterapia, el paciente será el más sabio y tendrá la última palabra como protagonista de su tratamiento definitivo. Nosotros realmente no somos nadie. Este hecho me hizo recapacitar acerca de la estricta postura terapéutica basada en sus preferencias que tienen algunos clínicos, muchas veces dejando correr las propias del paciente. ¿Es correcto aplicar única y exclusivamente aquella técnica que según nuestro razonamiento clínico necesite un paciente?, posiblemente sí, pero no en Florida…

Está claro que el contexto cultural puede influir muy mucho en este hecho. Por eso me pregunto que si Mark se lo pasó muy bien en Sevilla, ¿qué tal se lo pasaría un español en Florida?…creo que en mi caso y la de cualquiera de los asistentes al Congreso, las «expectativas» serían muy altas y solamente quedaría la parte de adaptación al contexto que, cuanto más se asemeje a lo que nos gustaría en nuestros pensamientos…mejor que mejor (allá cada cual ya si eso que se imagine lo que quiera y con quien quiera).

Isla paradisíaca de Florida, turista y quizás también terapéutica.
Isla paradisíaca de Florida, turista y quizás también terapéutica.

La evaluación de las expectativas de un paciente no se saben si no se preguntan y, para ello, Mark nos sugirió centrar una parte de nuestra anamnesis en este punto para tener información acerca de los resultados que haya podido experimentar un paciente ante un tratamiento previo o, simplemente, qué tipo de técnicas o tratamientos le gustan más:

«¿Qué cree que puedo hacer yo para ayudarle?»

Por supuesto, esta pregunta no puede ser sinónimo de «no tengo ni idea en qué le puedo ayudar» sino que debe contextualizarse en base a las preferencias de un paciente con dolor dentro de un acuerdo terapéutico inicial. Otro ejemplo que nos puso fué:

  • «¿Has hecho los ejercicios?»
  • «Sí Mark, los he hecho y me encuentro mejor»
  • «Muy bien, gracias a tu esfuerzo hemos podido mejorar. ¡Voy a darte un masaje de regalo que sé que te gusta!»

Con todo esto, la simple y a su vez grandiosa ponencia del señor Mark Bishop dentro de un Congreso con tanto nivel me llamó especialmente la atención ya que nos hizo pensar a todos en lo sencillo que puede llegar a ser el manejo de un paciente si tenemos en cuenta (dentro de unos criterios mínimos, no vayamos a confundirnos) sus preferencias y expectativas previas «aprendidas» ya que nosotros no curamos, el paciente es quien acude a nosotros para curarse o aliviarse.

Jesús Rubio

Fisioterapeuta

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