Como llevo contando casi un año ya en este blog, me gusta la Terapia Manual, soy un apasionado de esta disciplina de la Fisioterapia musculo-esquelética. Para quien le interese y no sepa todavía qué es la Fisioterapia músculo-esquelética os dejo esta definición aportada por la IFOMPT:

Área especializada de la Fisioterapia que se encarga del manejo de condiciones o desórdenes neuro-músculo-esqueléticos, basada en el razonamiento clínico, que utiliza tratamientos específicos que incluyen técnicas manuales y ejercicios terapéuticos, guiada por la evidencia científica y clínica disponible y por el marco biopsicosocial de cada paciente»

Por definición, se puede decir que la Fisioterapia musculo-esquelética es una ESPECIALIDAD de la Fisioterapia. ¿Para cuándo un FIR con otras especialidades?, ¿neurología?, ¿respiratorio?, ¿geriatría?, ¿estamos dispuestos a intentar esto en España?, ¿es posible?. Ahora bien, y cambiando de tercio, en la entrada de hoy debo confesaros algo que me ha estado haciendo reflexionar durante varios años: empecé a estudiar fisioterapia movido por el interés de estudiar osteopatia después. Curioso, ¿verdad?, más bien común diría yo. Por suerte para mí, tuve el valor de comprar varios libros que según mi criterio hoy, no tienen solución. La clave está aquí, en el conocimiento. Como dice Eduardo Fondevila en una reciente conversación por redes sociales «Nunca está de más recordar un poco la historia para saber de dónde venimos y, desde ahí, tener claro lo que somos».

Sin conocimiento ni argumentos difícilmente se puede reflexionar sobre cualquier tema. Y menos criticar. Pero algo diferente pasa con la Coca-Cola. La Coca-Cola es la marca más famosa del planeta con un grado de reconocimiento del 94% de la población mundial. Todo el mundo conoce la Coca-Cola. Todo el mundo puede llegar a ver su logo varias veces al día (si es que sale de su casa) y de forma inconsciente. Sin plantearse que está entre todos nosotros…está por todas partes. Cierra los ojos, ¿ves su logo?, ¿y esa silueta característica de su botella?… me apetece beberme una bien fresquita. Me apetece una Coca-Cola…- «no tengo, solo tengo Pepsi» – «¡Bueno va!, ponme una Pepsi» (que me muero por una Coca-Cola). Quizás me quite el mono. La Coca-Cola mola.

En mi opinión, no le debo nada al señor John Pemberton por su intento de crear un jarabe contra los problemas de digestión que aportase energía. Energía es la que le dió a su bolsillo entonces con su fórmula «secreta» y, hoy, 120 años después de su origen, vende 1.900 millones de unidades al día. Menos mal que últimamente se han preocupado un poco por la salud de las personas que la consumen reduciendo sus cantidades de azúcar (versión zero, por ejemplo, aún con otros aditivos…). Eso sí, la Coca-Cola mola. Si veo a alguien que se está bebiendo una muy agustito, quieras que no, le entran ganas a uno si tiene un poco de sed. Y si no es así, es de otra manera. Vas caminando por la calle con 35ºC en el mes de agosto…con un sol…y de golpe ves una máquina de latas de Coca-Cola con esas frescas gotitas representadas al lado de su logo. Cierra los ojos, ¿lo ves?…1 euro, 2 euros, 3 euros, 4 euros, ¡eh, no te pases!…los que me pida la máquina con tal de aliviar mi sufrimiento. La Coca-Cola mola.

Por si todavía no lo tenéis claro…

cocaCola1La Coca-Cola mola. Ya es una forma de vida que solo unos pocos se resisten a aceptar. Pero cuando vas por la calle la ves por todas partes. Hasta en los carteles de bares y restaurantes intentando ofrecer un toque de calidad de servicio. «Aquí servimos Coca-Cola«. La boca se me llena al pronunciar «Coca-Cola«. Se me hace grande. Incluso mi hijo de 2 añitos ya la pronuncia genial, «Coca-Cola«. Me van a tener que pagar por anunciarla gratuitamente en este blog. Pero ya no les hace falta, ya tienen su chiringuito montado. No hay lugar para nuevas bebidas porque ya está la Coca-Cola.

Resulta que hace un tiempo me tomé mi última Coca-Cola. Me hinchaba mucho la tripa. Sí, esa curva de la felicidad que tengo es de beber tanta Coca-Cola. Menos mal que dejé de tomar Coca-Cola. Ya ni me fijo en los anuncios de TV, carteles, propagandas, etc, etc, etc…Ahora bebo agua, que aclara la vista. Ahora veo, pienso y razono mucho mejor que antes pero, claro está, después de haber bebido mucha Coca-Cola. Algo está cambiando, ya no veo a tanta gente beber Coca-Cola, quizás sean mis creencias pero es lo que veo. Cada vez la gente bebe más agua porque es más económica y le ayuda a enfocar las cosas desde otro punto de vista. Generalmente, cuando alguien tiene sed pide agua y le da igual la marca que sea (aunque algunos las diferencian claramente). Creo que hay que dar un mayor valor a la marca del agua. No hay que conformarse con beber cualquier agua que nos ofrezcan (y por desgracia hay demasiadas marcas) porque la única forma de aclarar tu vista es con la mejor. Seamos exigentes y críticos con nuestra marca de agua porque, aunque la Coca-Cola mola, el agua aclara la vista y, con buena vista, se ve mejor el futuro…

Jesús Rubio, Fisioterapeuta

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